Educar en valores

 

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Como se suele decir, lo fácil es decirlo, pero lo complicado es hacerlo. En esta entrada hablaremos de uno de tantos de los conceptos que en principio resultan muy sencillos de definir, pero uno de los cuales, entrando en materia, pueden resultar de los más complicados de determinar y sobre todo de ejecutar.

Estamos hablando nada más y nada menos del concepto de educar. Puede que, como futuros profesores, una de nuestras estipulaciones como tales, sea tener clarísima la definición de este término, sin embargo, ¿Estamos todos de acuerdo en lo que verdaderamente significa educar y en todo el esfuerzo y dedicación que esto requiere?

En mi opinión, educar es un término tan sumamente amplio y rico en su significado, que no es posible definirlo en una simple entrada de este blog. Se puede educar en todas las formas y colores del término. Se puede educar en lo social, en lo familiar, en lo escolar, en lo individual...Sin embargo, tras un consenso entre todos los participantes del grupo, todos hemos llegado a la conclusión de que educar principalmente consiste no sólo en formar intelectualmente personas, sino que una buena educación se consigue a su vez ayudando a los jóvenes docentes a desarrollar sus capacidades a través de herramientas que les integren en la sociedad en la que ellos sean capaces de interactuar y convivir. Es decir, educar no se basa únicamente en impartir unos conocimientos básicos, si no que, como docentes, nuestra motivación principal es que estas personas se conviertan en buenos ciudadanos y en personas capaces de juzgar y actuar por sí mismas.

Otro punto en el que hemos coincidido es que todo esto sólo se consigue a través de una serie de valores (y lo resalto en negrita, pues en mi opinión estos valores son mucho más importantes que los propios conocimientos) cuya implantación suele ser la parte más complicada que un docente debe afrontar. ¿Valores a partir de los que educar? Más allá de la tolerancia, el respeto mutuo, la igualdad, la empatía, la diversidad… que son los valores básicos y sin los cuales no existiría en sí lo que concebimos como educación, también existen conceptos como la superación, la independencia, la justicia o la perseverancia y el individualismo, que fortalecen la ética y moral del individuo y que le enseñan no solo a socializar y convivir con los otros, si no a ser mejor persona por sí mismo, lo cual es necesario para una óptima integración en la sociedad.